Las persianas son junto con los cristales las partes de la casa más engorrosas de limpiar. El problema es doble. Por una lado, la dificultad para acceder a su limpieza en la mayoría de los casos. Y el segundo, la dificultad para limpiarlo todo adecuadamente.

 

Acceso y orden de la limpieza

Para limpiar una persiana es necesario seguir un orden. Primero limpia la parte exterior o expuesta a mayor nivel de suciedad. Si tienes dificultad para acceder a la persiana, porque está en una parte demasiado alta, también hay una opción. Si es accesible, levanta o retira la tapa del cajón la persiana. La parte que ves es la exterior. Desenrolla la persiana y empieza a limpiar de arriba abajo. Incide en las partes internas que son las que más suciedad acumulan.
Una vez limpia esta parte, inicia la operación por la parte interior de la persiana. Esta es menos complicada de limpiar, ya que es la que vemos desde dentro. De igual manera inicia la limpieza de la parte alta y ve enrollando conforme vas limpiando.

Productos de limpieza

Utiliza la aspiradora o un plumero para retirar cuanto mayor de suciedad mejor. Después puedes pasar la vaporeta, aunque no es imprescindible, suele ser muy práctica.
Para las persianas de PVC utiliza una mezcla jabonosa. Añade unas gotas de lavavajillas al agua y limpia las superficies con una bayeta húmeda. Después seca con un paño de algodón.
En el caso de lamas de aluminio. Pasa un trapo humedecido en alcohol.